Un museo interactivo del plástico

Un museo interactivo del plástico

Un museo interactivo del plástico

Según el Director de Reciclar S.A., en el último año la conciencia en la sociedad sobre el cuidado del ambiente cambió radicalmente, lo que también modificó la percepción general sobre emprendimientos como este.

“Nos sentimos reconocidos. Hasta hace poco la sensación era que teníamos que ingresar nuestra materia prima por la puerta de atrás. Lo que pasa hoy está bueno, y queremos que la gente entienda que acá estamos haciendo algo que tiene un valor que va más allá de lo económico y que nos enorgullece”.

Como parte de esa necesidad nació también una propuesta muy particular dentro de la fábrica: en uno de los pocos rincones donde no se escucha el ruido de las máquinas trabajando funciona un espacio cultural, un sector donde el plástico no se convierte en escamas sino en obras de arte. Está a cargo de Mónica Casella, hija de Marcelino y hoy la otra pata directiva de la firma, pero también artista plástica y firme creyente de que el efecto visual puede hacer la diferencia también a la hora de que se recicle más.

“Quisimos pensar una manera de comunicar nuestro mensaje desde otro lado, dar un pasito más. Y me parece que la expresión artística es el medio para llegar a la gente”, asegura Mónica, rodeada por una enorme ola realizada con botellas de PET y junto a una selva de sunchos o flejes, cintas plásticas que se utilizan para el amarre de objetos o embalaje de paquetes. La experiencia, inicialmente pensada para los hijos de los empleados hoy está abierta también a visitas escolares y se complementa con talleres y charlas relacionadas con el cuidado del ambiente. El valor de la entrada es simbólico: hay que llevar un plástico reciclable.

 

RECICLARSA_

Mónica Casella co dirige la empresa que fundó su padre y es artista plástica. Está a cargo del museo que exhibe obras realizadas con PET.

La búsqueda constante es una seña particular de la empresa. Por eso no sorprende que hayan invertido en tecnología para reciclar también las etiquetas y las tapitas de las botellas, elementos que hasta hace poco tiempo terminaban en la basura. Dos años atrás también comenzaron a producir flejes a partir de la propia materia prima que sale de la fábrica. ¿Qué le depara el futuro? Sergio es optimista, aunque sabe que no hay que relajarse: “Hoy tenemos una industria que demanda esta materia prima y nosotros debemos estar a la altura. Pero para eso tenemos que aumentar la recolección, tenemos que comprar más máquinas. Tenemos que seguir creciendo”, se entusiasma.

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